29 de junio de 2014

Sentido grupal

En los últimos años, desde la revolución industrial, el mundo y los que habitamos en él estamos experimentando grandes y acelerados avances en los distintos campos científicos y tecnológicos. Avanzamos a un ritmo inimaginable en aquella época en la que las máquinas expulsaban vapor.
Hemos avanzado mucho las generaciones que nos ha tocado vivir en estos tiempos, a diferencia con épocas anteriores... Y me viene al "pelo" una frase que afirma Eduardo Punset: "Cualquier tiempo pasado fué peor". Una afirmación optimista, ante todo...

Lo paradójico es que en estos tiempos que tenemos de todo, o mejor dicho, que no nos falta de nada, nos sentimos solos y una de las enfermedades que está en alza, es la depresión. Otra paradoja es que, a los que desde siempre no han tenido la "suerte" de tenerlo todo, no les suele afectar dicha enfermedad mental... Es como si los que han conocido y después enfrentado a las dificultades y al dolor, estuvieran "vacunados".

Todos estos avances nos han hecho seres más independientes, por lo que no tenemos que depender de otros. Y esto nos lleva a la soledad que mal gestionada, es muy jodida de soportar.
El sentido grupal que antaño predominaba en los seres sociales, que somos los seres humanos, no lo veo hoy en día tanto como quisiera. Ese carácter humano en el que éramos más dependientes los unos de los otros.

Muchos de nuestros "males" desaparecerían, si se recuperara el sentido de lo cuidadoso y lo respetuoso. Y se tuviera en cuenta como nuestras actitudes, decisiones y acciones individuales, sí repercuten en los otros y en nosotros mismos. También en nuestro entorno. La contradicción es que para empezar a ver a los otros, hay que empezar a mirarse a uno mismo... Aunque con otros ojos.



17 de junio de 2014

El Aguila - cuento

Mientras caminaba por el bosque, un hombre encontró un aguilucho. Se lo llevó a su casa y lo puso en un corral, donde pronto aprendió a comer la misma comida que los pollos y a comportarse como estos. Un día un naturalista que pasaba por allí le preguntó al propietario porqué razón un águila, el rey de todas las aves, tenía que permanecer encerrada en el corral con los pollos.

-Como le he dado la misma comida que a los pollos y le he enseñado a ser pollo, nunca ha aprendido a volar- respondió el propietario-. Se comporta como los pollos y por tanto, ya no es un águila.

-Sin embargo -insistió el naturalista- tiene corazón de águila y con toda seguridad, se le puede enseñar a volar.

Después de discutir un poco más, los dos hombres convinieron en averiguar si era posible que el águila volara. El naturalista la tomó en sus brazos suavemente y le dijo: "Tú perteneces al cielo, no a la tierra. ¡Abre las alas y vuela!"
El águila, sin embargo, estaba confusa; no sabía que era y al ver a los pollos comiendo, saltó y se reunió con ellos de nuevo.

Sin desanimarse, al día siguiente, el naturalista llevó al águila al tejado de la casa y le animó diciéndole: “Eres un águila. Abre las alas y vuela”. Pero el águila tenía miedo del mundo desconocido y saltó una vez más en busca de la comida de los pollos.

El naturalista se levantó temprano al tercer día, sacó al águila del corral y la llevó a una montaña. Una vez allí, alzó al rey de las aves y le animó diciendo: “Eres un águila. Eres un águila y perteneces tanto al cielo como a la tierra. Ahora, abre las alas y vuela”.
El águila miró a su alrededor, hacia el corral y arriba, hacia el cielo. Pero siguió sin volar. Entonces, el naturalista la levantó directamente hacia el sol; el águila empezó a temblar, a abrir lentamente las alas y finalmente, con un grito triunfante voló.
Fuente: (encontrado por la red)


Este cuento me recuerda al "patito feo" que por circunstancias se crió entre patos sin saber que en realidad era un Cisne. Sin discriminar a los pollos y a los patos (cada cual hace su función), lo cierto es que en este caso, la moraleja común entre ambos cuentos es el olvido... El olvido que experimentó el águila de lo que Es y de los potenciales con los que la vida le brindó.

Infinidad de causas que se pueden resumir en; inseguridades o miedos, son las que nos apartan a todos de poder "volar" libremente... Sin embargo ahí sigue ese potencial, latente y preparado para despertar.

Un anexo:
El águila debe asumir el riesgo de moverse en un espacio sin límites, tiene que estar alerta para no caer en manos del cazador que la convertiría en trofeo de caza o en pieza de museo, tiene que luchar frecuentemente en la soledad y en un ambiente adverso para protegerse y defenderse. Es libre, sus alas le permiten surcar los cielos y explorar siempre nuevos horizontes.

6 de junio de 2014

La importancia de mirar por la ventana

Me atrevo a decir que todos en algún momento hemos dirigido la mirada hacia una ventana, nos hemos asomado al otro lado de esta, buscando una vía de escape o para relajar nuestra vista.
La sociedad y casi todos los que nos movemos por ella, tendemos a desaprobar el "simple" acto de mirar por la ventana. Se supone que debemos estar ocupando nuestra mirada en trabajar, estudiar o haciendo algo de provecho. Parece que realizar este acto inconsciente no produce nada... no sirve para nada. Se asemeja con el aburrimiento y la distracción.

El acto reflejo de mirar por la ventana no es para ver lo que está pasando afuera, al contrario, es un ejercicio para descubrir los contenidos de nuestra propia mente.
Es común imaginar que sabemos lo que pensamos, lo que sentimos y lo que está sucediendo en nuestras cabezas, pero rara vez lo sabemos del todo.

Según el articulo; The philosophers mail
"El potencial de soñar despierto no está reconocido por las sociedades obsesionadas con la productividad. Sin embargo, algunos de nuestras grandes ideas surgen cuando dejamos de tratar de ser útiles y respetamos el potencial creativo del ensueño".
"Nuestras ideas son como pájaros que revolotean alrededor de nuestra mente, en el aviario de nuestro cerebro" (Platón). Y para que las aves puedan resolver, Platón entiende que necesitamos períodos de calma de uso libre. Mirar por la ventana ofrece esa oportunidad.

Este curioso acto de introspección, al que no le había prestado atención si no es por el mencionado artículo, se asemeja a esas miradas perdidas de las que uno mismo no es consciente ( los que están alrededor si lo son ). Nos aquieta la mente... esos "pájaros" dejan de revolotear y como se menciona también en el artículo: "Al mirar por la ventana se nos ofrece una oportunidad para que escuchemos y llevemos a cabo las sugerencias y puntos de vista más tranquilos surgidos de nuestro ser más profundo."

Muchacha en la ventana. (Salvador Dalí, 1925)