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26 de mayo de 2015

Vientos de cambio III

Unos con miedo, otros con esperanza...
Unos acomodados, otros luchando...

A grandes rasgos, la entrada de los nuevos partidos políticos emergentes en los parlamentos autonómicos y locales de nuestro País está generando en muchos, grandes dudas sobre el futuro bienestar de los ciudadanos en nuestra Nación.

El "patrón" por el cual se ha ido guiando la democracia desde que tengo uso de razón, me da la sensación de que se está quedando viejo, o mejor dicho, obsoleto... pasado de moda. Y no es una crítica, repito, es una sensación.

Nadie puede asegurar que el nuevo "patrón" que a partir de ahora parece que va a regir en nuestra democracia, se va a ajustar a los "trajes" de la gran mayoría de los ciudadanos. Pero si podemos confiar en que, al menos, se ajuste (sea justo) a la mayoría.

El tiempo nos dirá, si estos nuevos vientos que soplan son los tan esperados vientos de cambio... para los que no tienen miedo y no están acomodados, claro.




16 de mayo de 2015

Una enseñanza acelerada


Matajuro Yagyu, hijo de un célebre maestro del sable, fue renegado por su padre quien creía que el trabajo de su hijo era demasiado mediocre para poder hacer de él un maestro. Matajuro, que a pesar de todo había decidido convertirse en Maestro de sable, partió hacia el Monte Futara para encontrar al célebre maestro Banzo. Pero Banzo confirmó el juicio de su padre:

- No reunes las condiciones.

- ¿Cuántos años me costará llegar a ser Maestro si trabajo duro? - insistió el joven.

- El resto de tu vida - respondió Banzo.

- No puedo esperar tanto tiempo. Estoy dispuesto a soportarlo todo para seguir su enseñanza. ¿Cuánto tiempo me llevará si trabajo como servidor suyo en cuerpo y alma?

- ¡Oh, tal vez diez años!

- Pero usted sabe que mi padre se está haciendo viejo, pronto tendré que cuidar de él. ¿Cuántos años hay que contar si trabajo más intensamente?

- ¡Oh, tal vez treinta años!

- ¡Usted se burla de mí. Antes eran diez, ahora treinta!. Créame, haré todo lo que haya que hacer para dominar este arte en el menor tiempo posible.

- ¡Bien, en ese caso, se tendrá que quedar usted sesenta años conmigo! Un hombre que quiere obtener resultados tan deprisa no avanzará rápidamente - explicó Banzo.

- Muy bien _declaró Matajuro, comprendiendo por fin que le reprochaba su impaciencia_ acepto ser su servidor.

El maestro le pidió a Matajuro que no hablara más de esgrima, ni que tocara un sable, sino que lo sirviera, le preparara la comida, le arreglara su habitación, que se ocupara del jardín, y todo esto sin decir una palabra sobre el sable. Ni siquiera estaba autorizado a observar el entrenamiento de los demás alumnos.

Pasaron tres años. Matajuro trabajaba aún. A menudo pensaba en su triste suerte, él, que aún no había tenido la posibilidad de estudiar el arte al que había decidido consagrar su vida.

Sin embargo, un día, cuando hacía las faenas de la casa, rumiando sus tristes pensamientos, Banzo se deslizó detrás de él en silencio y le dio un terrible bastonazo con el sable de madera (boken). Al día siguiente, cuando Matajuro preparaba el arroz, el Maestro le atacó de nuevo de una manera completamente inesperada. A partir de ese día, Matajuro tuvo que defenderse, día y noche, contra los ataques por sorpresa de Banzo.

Debía estar en guardia a cada instante, siempre plenamente despierto para no probar el sable del maestro. Aprendió tan rápidamente que su concentración, su rapidez y una especie de sexto sentido, le permitieron muy pronto evitar los ataques de Banzo.
El maestro le anunció que ya no tenía nada más que enseñarle.

Autor: Anónimo
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Este relato, aplicado a la vida contemporánea, me lleva a la reflexión de que; a pesar de los "sinsabores" que podemos experimentar en nuestra vida cotidiana y en ocasiones, incluso sentirla como una losa pegada a nuestra espalda. Si somos capaces de encontrar y mantener un propósito... sea cual sea, (desde proponerte cuidar de ti y/o de alguien, hasta proponerte alcanzar ese objetivo o meta) que nos haga "luchar" por él, iremos poco a poco apreciando la gran variedad de sabores que nos brinda la vida, y cuando aparezca la losa, la sentiremos más liviana, o sea, seremos capaces de soportarla.
Y si a lo anterior le añadimos y aplicamos la famosa coherencia: "que lo que pienses, coincida con lo que sientes y dices"... Es posible que, como le ocurrió al protagonista del cuento, se llegue a desarrollar o ampliar ese sexto sentido que, entre otras cosas, nos lleve a disfrutar de cada instante.

13 de mayo de 2015

La religión del capital

Anna Parini
Nuestro estilo de vida gira en torno al consumo materialista. La posesión de ciertos bienes materiales sigue siendo considerada como un signo de estatus dentro de un determinado grupo social. Como consecuencia de esta propaganda consumista, muchos siguen creyendo que la identidad se define en función de la calidad y la cantidad de las posesiones. Sin embargo, parece que nunca tenemos suficiente; esencialmente porque a menudo nos comparamos con quienes están un peldaño por encima.

La gran mentira contemporánea es que el bienestar, la riqueza, la plenitud y la abundancia están fuera de nosotros mismos. Así es como nos vamos desconectando de nuestro ser, el único lugar donde reside la verdadera felicidad. Eso sí, para que nos la sigamos creyendo, las corporaciones invierten a nivel mundial unos 400.000 millones de euros al año en meticulosas campañas de publicidad. De esta manera ha sido posible el florecimiento del sistema capitalista. Más que nada porque para que el crecimiento económico siga expandiéndose, debemos seguir deseando más de lo que tenemos. De ahí que sea fundamental que como individuos nos sintamos permanentemente insatisfechos.

En este escenario de confusión colectiva, es importante señalar que el consumo material ha mejorado notablemente ciertos aspectos de nuestra vida, proporcionándonos grandes dosis de placer, entretenimiento y comodidad. Y no solo eso. Por más que las empresas intenten manipularnos para vendernos lo que sea, en última instancia nadie apunta con una pistola para que terminemos comprando sus productos y servicios. El hecho de que consumamos mucho más de lo que necesitamos pone de manifiesto nuestro vacío existencial.

Irónicamente, la opulencia se ha convertido en una enfermedad contemporánea, como muestran los constantes escándalos de corrupción. Y es que cuanto mayor es la desconexión de nuestro ser, mayor es también la sensación de carencia, escasez, pobreza e incluso miseria. De ahí que crezca, a su vez, la necesidad de seguir acumulando dinero: sin duda alguna, la religión con más fieles y seguidores.

Muchos tenemos una fe ciega en que estos papeles con números y sellos oficiales van a proporcionarnos la felicidad, la seguridad y el valor que no encontramos en nuestro interior. Tanto es así, que la mayoría de las decisiones que tomamos están orientadas a maximizar ingresos y a minimizar gastos, poniendo de manifiesto lo arraigadas que están la codicia y la avaricia en nuestra sociedad.

Tal como describe T. Harv Eker en su libro Los secretos de la mente millonaria (editorial Sirio), cada uno de nosotros ha recibido como herencia un patrón financiero. Es decir, un modo de pensar acerca del dinero, que condiciona inconscientemente nuestras decisiones y nuestros comportamientos relacionados con el trabajo y el consumo. Este patrón financiero comenzó a programarse en nuestro subconsciente desde nuestra infancia. Y está compuesto por mitos, estereotipos, asunciones y prejuicios acerca del dinero, muchos de los cuales son irracionales y falsos.

Según cuáles hayan sido nuestros referentes familiares y culturales, muchos de nosotros estamos programados para gastar más dinero del que ganamos. O, por el contrario, para ahorrar y almacenar todo lo que podamos. En paralelo, la mayoría comparte algunas ideas comunes. Por eso solemos considerar que “el dinero corrompe”, pues es “la raíz de todos los males”. O que “los ricos son malvados y mezquinos”.

Sin embargo, el dinero no es bueno ni malo. Más bien es un medio de intercambio neutro. Curiosamente, cuanto más aumentan nuestros ingresos, más lo hacen nuestros gastos. Además, está comprobado que cuando nuestro poder adquisitivo se incrementa significativamente, enseguida nos acostumbramos a nuestra nueva posición social y económica. Y al cabo de poco tiempo, comenzamos a desear más de lo que tenemos. Cuando ganamos 1.000 euros al mes, nos gustaría cobrar 500 euros más. Y al conseguir los 1.500 euros mensuales, empezamos a desear 2.000 euros. Luego 2.500 euros…

Tarde o temprano, llega un momento en que el dinero se convierte en una serie de números proyectados en la pantalla de un ordenador. Y superada una cierta cantidad, el deseo se vuelve más feroz. Al acumular 5.000 euros en la cuenta corriente, el siguiente objetivo se centra en alcanzar 10.000 euros. Y una vez logramos esta cifra, aspiramos a llegar a los 50.000 euros. Y así, ad infinitum. Para salir de ese círculo vicioso, el primer paso consiste en ver el dinero como lo que es, dejando de proyectar en él lo que nos gustaría que fuese.

Autor: Borja Villaseca - Parte del artículo publicado en el país semanal.

9 de mayo de 2015

Elementos contaminantes

Otra vez ensuciando tu espacio...
De nuevo, contaminando con residuos tóxicos el lugar donde, en su origen, es natural, armónico y limpio.

Al leer lo anterior, te habrá venido a la cabeza la contaminación planetaria a la que por desgracia ya estamos más que acostumbrados.
En cierto modo así es, ya que cada día que pasa, tengo la certeza de que nuestro estado interior influye en el exterior. Pero en esta ocasión me refiero a los "pensamientos contaminantes", o a los típicos problemas que en ocasiones se agarran a la mente, como el alquitrán en los pies cuando paseas por una playa en donde atracan embarcaciones.

A veces solo basta con apartar el "elemento contaminante" de la zona que no le corresponde.
Otras veces, es necesario raspar pacientemente para poco a poco, ir eliminando de nuestro entorno o interior, aquello que en un principio no tenía que estar ahí.

Recordar que todo tiene solución, ayuda a no desesperar y a no agrandar más el problema.
Utiliza la "herramienta" adecuada y ponte manos a la obra.


Buscando una imagen, me encontré con esta cita que "hila" bastante bien con este post.


24 de abril de 2015

¿Ver para creer, o creer para ver?

"No se trata de ver para creer, sino de creer para ver"

Esta frase que escuché y de la que desconozco su autoría, indica que nuestra formas de pensar, de sentir, e incluso de hablar, están influenciadas por las creencias.
A la realidad física o material no la he incluido en la manera en como las creencias les afecta, ya que este mundo físico en el que nos desenvolvemos lo hemos creado a partir de esas "formas internas" con las que sentimos y nos relacionamos.

Indiferentemente de que nos guste más, o menos la forma de vida que estamos experimentando y viendo... es la que hay!!!
Al hacernos cargo de lo que vemos, (en vez de prestar atención a las conspiraciones, al control de las masas por parte de los "poderosos", etc..) debería provocarnos un "click" en nuestro cerebro para al menos, preguntarnos si lo que estamos viviendo podría cambiar.

Aporto una experiencia personal:
En una tarde tranquila y en cierto momento, me asomé a la ventana y comencé a escuchar el armónico piar de los pájaros y a observar (prestar mi atención) el vivo color verde con el que se "visten" en esta época del año -primavera- los árboles de mi entorno. En ese momento mi mente se quedó parada... disfrutaba.

Al rato, ese momento de bienestar encontrado, fue alterado por un estruendoso ruido provocado por un camión que circulaba por la pequeña y poco transitada carretera cercana.
En ese instante mi atención cambió de lugar, dirigiéndose hacia ese ruido cuando observé pasar a aquel camión colorado dedicado a la distribución de refrescos de cola.

Si, por un instante ese ruido me sacó de mi momento armónico, pero el camión pasó y lo volví a recuperar sin echarle la culpa y sin quejarme del sistema de reparto de los refrescos.


Os dejo con esta música que escuchaba mientras escribía, del compositor y pianista Omar Akran, titulada; "My hope is you" (Mi esperanza eres tu)


16 de abril de 2015

El cielo y el infierno_ relato

Cuenta un antiguo relato japonés que un Samurái pidió a un maestro que le explicara el concepto de cielo e infierno.

El maestro respondió con desdén: _No eres más que un idiota. ¡No puedo perder el tiempo con individuos como tú!_

Herido en lo más profundo de su ser, el Samurai se dejó llevar por la ira, desenvainó su espada y gritó: _¡Te mataré por tu impertinencia!_

_Eso -repuso el monje con calma- es el infierno_

Desconcertado al percibir la sabiduría en lo que el maestro le señalaba con respecto a la furia que lo dominaba, el Samurái se serenó, envainó la espada y se inclinó, agradeciendo al monje la lección. _Y eso amigo mio - añadió el monje - es el cielo_.



Aclarados los conceptos de "Cielo e Infierno", no debemos vivir temerosos por nuestro destino tras nuestro paso por la vida, por esta realidad, o por como queramos llamar a esa "energía" que, en mi caso, ahora me está permitiendo escribir.
Mejor vivir con alegría y gratitud... aunque también se vale experimentar el miedo, para así valorar al amor ;)

5 de abril de 2015

Conocer lo destructivo para valorar lo productivo

Si solo nos fijamos en lo agradable, en lo bello, en lo motivador, en lo transcendente, etc...
Y por contra, apartamos nuestra mirada a los antónimos de los anteriores nombres. En un principio no tendría nada de malo, pero por circunstancias, puede que con el pasar del tiempo experimentemos en nuestro fuero interno; vacíos, desganas y flaquezas. ¿Te suena? a mi si.
Según un antiguo proverbio chino: "El comienzo de la sabiduría es llamar a las cosas por su nombre"

Doy por supuesto, que esas emociones bajas no las experimentaremos cada uno de los más de 7000 millones de habitantes del planeta, solo los que tomaron la decisión de emprender un camino de crecimiento o de superación personal. Los que no, a partir de aquí ya habrán dejado de leer.

Esto ocurre (lo de las emociones bajas) porque para emprender un nuevo camino antes hay que ir dejando poco a poco el anterior... muchas veces impuesto.

Entonces, al dejar atrás "lo viejo" para ir entrando en "lo nuevo", antes se transitará como por una zona neutral en la que se produce un caos o desorden en relación a creencias, emociones, actitudes... hasta que se logra reenfocar las energías hacia la nueva dirección.

Esta experiencia se puede comparar a la de dirigir una orquesta:
Hay que mantener la armonía entre los diferentes instrumentos, cada uno ejecutando secuencias diferentes de notas musicales, unos finalizando, otros comenzando su ejecución.
Conservando la perspectiva de la orquesta en su totalidad, hay que mantener la atención en una y en otra sección, ser capaces de ir ajustando uno u otro instrumento para así crear nuestra propia sinfonía.




21 de marzo de 2015

R. Margarit. Vínculos... "una afirmación de la vida misma"

"Las relaciones afectivas nunca son insignificantes por breves que sean en el espacio y el tiempo. Cuando se tiende la mano a alguien, se le está ofreciendo confianza y cordialidad, que suelen ser la antesala del afecto. Ahí el alma se asoma para ofrecer lo que quiere compartir, y aunque sea un instante, la persona ha salido de sí misma y ha reconocido al otro. Esa es una auténtica expresión de vida y por ello siempre es importante.

Además, cuando una persona reconoce a otra en ese intercambio afectivo, las dos quedan modificadas, ya no hay marcha atrás y aquello también se incorpora a nuestro equipaje, de manera que se podría asegurar que en nuestro trayecto vital llevamos con nosotros la huella del afecto dado y recibido tanto si supone una relación de muchos años como si ha sido solamente la relación de un instante. Nos construimos con los otros. Tal vez seamos una especie de acueducto que transporta la vida, la energía vital de unos a otros en forma de afecto, en el que puede haber tramos largos y tramos cortos.

Los vínculos humanos son la expresión de la necesidad y del deseo, las dos cosas que nos remiten a la vida; es por ello que todo lo que sea establecer una buena relación, sea como sea y durante el tiempo y la intensidad que sea, es una afirmación de la vida misma."

Remei Margarit, (psicóloga y escritora)


Tumbado en la pradera de un parque, me dí cuenta de que las ramas de los árboles de una misma especie que se encontraban a mi alrededor se buscaban e incluso tocaban.
En días posteriores, cuando me encuentro en un entorno natural, me fui fijando en las ramas de los árboles y la regla se confirmaba... aunque estos se encuentren a varios metros entre si, lo dicho, se buscan como si necesitaran el "afecto" de su semejante.

Por lo visto, la necesidad de crear vínculos no solo es patrimonio de los seres humanos.


13 de marzo de 2015

Aprender a "aprender"

Llegados a determinada edad, creo que todos llegamos a darnos cuenta de que una de las funciones que tenemos es la de aprender. No solo en el tema cultural y académico, también en lo personal, o "eso" que nos hace madurar.

Aunque hay personas que creen que madurar es cumplir años sin más, yo creo que se trata de algo más.

El paso del tiempo hace que la fruta madure en el árbol. Para el ser humano hace falta, además de tiempo, experiencias vividas de las que deberíamos aprender. Y digo "deberíamos" porque no siempre lo hacemos... O es que nunca te has preguntado: ¿por qué me tiene que pasar esto una y otra vez a mi?

Eso que nos pasa e incluso sentimos una y otra vez, nos ocurre porque no hemos sacado ninguna enseñanza de tal situación... Y en quién o que nos lo recuerda no voy a entrar, pero si en quién es el responsable de cambiar esa situación repetitiva; uno mismo.
Asi que el trabajo de recordar la lección para futuros "exámenes" somos nosotros mismos, ya que en estos temas profundos, no se puede copiar como cuando estabas en el instituto y echabas un ojo al examen del compañero.

Lo que si es efectivo, es compartir y empatizar- reir y llorar con los demás.
Solo te estancas, en grupo avanzas; No caigamos en el error de aislarnos durante mucho tiempo, no hay nada más dañino para los demás y para uno mismo, que el egoísmo... Este es el que tarde o temprano, nos lleva a hacernos la anterior pregunta.

Prestar atención a los que no son como nosotros (en lo que a carácter y forma de ser se refiere) es una gran fuente de aprendizaje mutuo, como por ejemplo; Puede que al otro le haga falta aprender sobre la paz o serenidad que transmites, y tu tengas que aprender sobre ese carácter extrovertido y alegre. O viceversa.
Recordar que todos somos necesarios, es una buena manera de estar abiertos al aprendizaje.


27 de febrero de 2015

Liberar cargas

Quién más y quién menos, casi todos vamos acumulando cargas que nos pueden complicar el avanzar de manera cómoda por nuestra vida.

El ser consciente o darse cuenta del peso que vamos acumulando, nos daría la posibilidad de poder ir soltando poco a poco dicho peso... porque siempre es el primer paso para cambiar algo, (si se quiere, claro).

Pero por desgracia o por inconsciencia, no siempre "caemos en la cuenta" de la carga que vamos acumulando. Y peor aún sería que nos acostumbremos a ellas, llevaríamos una vida pesada, convertiríamos nuestro camino en una constante cuesta arriba, y claro, seríamos "carne de cañón" para intentar ocultar con sustancias, nada sanas, nuestra pesada vida.

Las diferentes cargas las podríamos sintetizar en; rencores, culpas y diferentes miedos.

Para liberarse de la carga acumulada hay que "asomarse al abismo de uno mismo", aguantar
y soportar el vértigo que se experimenta, y estar dispuesto a soltar hacia el fondo del precipicio, esas piedras que se fueron cristalizando en nuestro interior.
Mirar más dentro de uno mismo para hacernos cargo de ellas y menos hacia el exterior, hacia los demás.

No me refiero a encerrarse dentro de uno mismo y no prestar atención al exterior... el exterior, los demás, son como espejos en los que nos vemos reflejados, o sea, lo que nos molesta de los demás, suelen ser actitudes que tenemos que sanar en nosotros mismos.

Con lo anteriormente expuesto, me refiero a que si uno mismo no se ocupa de su interior, los otros no lo van a hacer por nosotros... más que nada, porque no tienen acceso a nuestro personal "abismo".
Eso si, somos seres sociales, por lo que necesitamos relacionarnos con los demás. Y seguro que entre las personas de nuestro entorno, existen seres que nos brinden su ayuda, solo que, hay que saber y estar preparado para recibir esa "muleta" que en ocasiones necesitaremos para no marearnos con el vértigo que a veces se experimenta al mirar dentro de si mismo.

Los que se hallan liberado de rencores, culpas y algunos miedos, están preparados y en condiciones para prestar su ayuda. Y lo que es más importante; habrán conseguido la verdadera libertad.

18 de febrero de 2015

El Egoísmo

El egoísmo es aquello que sustituye al amor propio, o que se refiere a un exceso de amor inmaduro e inmoderado que una persona siente sobre sí misma, con el fin de atender desmedidamente su propio interés. El egoísta no se interesa por el bien del prójimo sino que actúa de acuerdo a su absoluta conveniencia, anteponiendo sus propios intereses a los de los demás.
Como dijo Aristóteles: "El egoísmo no es el amor propio, sino una pasión desordenada por uno mismo".

Quienes se deciden y atreven a introducirse en el camino hacia el conocimiento de uno mismo, o sea, en el proceso en el cual nos enfrentamos a nuestras propias "sombras". Puede que lleguen a obrar de manera egoísta al preocuparse y ocuparse solo de si mismo, y por tanto alejarse, e incluso sentirse molesto por los demás.

Los que no se introducen en ese camino (aunque creo que todos en algún momento, lo queramos o no, lo llegaremos a transitar) no son, ni más ni menos valientes.
Quizá es que no les hace falta sanar ninguna actitud o ninguna emoción perturbadora. Porque precisamente es de lo que se trata cuando se emprende el auto-conocimiento... de sanar alguna que otra frustración, ya que estas suelen generar rencores "anclados" en el interior.

Como en todo, lo ideal sería encontrar un equilibrio para no caer en la insana costumbre de empeñarnos en que los demás vivan de la manera en que nosotros queremos que vivan, mejor sería aceptar la manera en como ellos mismos deseen vivir.



29 de enero de 2015

¿Con qué te quedas?

Normalmente vamos por la vida "sumergidos" en nuestra mente, es entonces cuando somos conducidos por nuestra mente.

Si piensas que no hay separación de tu mente con lo que eres o podrías ser, ¡enhorabuena! porque eres una persona racional que encaja perfectamente en la mayoría de los sistemas establecidos.
Si por contra, crees o tienes la certeza de que tu puedes ser más que tu mente, habrás notado ciertas resistencias (por llamarlo de alguna manera) por parte del entorno que te rodea.

Sean como sean nuestras experiencias y creencias, creo que todos somos necesarios en este "juego de la dualidad" llamado vida... Y que si en nuestra vida impera la honestidad, el respeto y el amor, primero hacia uno mismo, luego hacia los demás, nos daremos cuenta de lo que realmente importa y también de los beneficios que nos aporta. Y claro, cuanto antes nos demos cuenta, mejor, porque esa sabiduría darlo por seguro que llegará... Si no me creéis, preguntad a cualquier anciano con qué se queda de su largo caminar.

Yo de momento me quedo con esta frase que me ha "llevado" a escribir este post:
"Si puedes apreciar el milagro que encierra una sola flor, tu vida entera cambiará."
                (Dicho tibetano)    

6 de enero de 2015

Conscientes o inconscientes decisiones

A lo largo del día vamos tomando decisiones. Desde el desayuno que nos vamos a apretar p`al cuerpo, hasta la hora que decidimos ir a dormir. Cuando los pensamientos dejan de circular por la mente y nos dormimos, el cerebro sigue trabajando incluso con mayor actividad (existen estudios que así lo confirman).

Cientos de decisiones conscientes o inconscientes van pasando por nuestro cerebro para después ser ejecutadas por el resto del cuerpo.
Normalmente las tomamos para un beneficio propio... Es fundamental primero estar bien con uno mismo, para después estar bien con los demás.

A veces, tomamos decisiones alejadas del bien propio, o sea, que en un principio sabemos que no nos aportará beneficio alguno, pero si a una segunda, tercera o demás personas.
Estas fueron tomadas lejos del egoísmo, por tanto más cerca del altruismo.
Las consecuencias de esta decisión puede que un día llegue a generar alguna que otra batalla mental... arrepentimiento por lo decidido. No porque a partir de esa decisión tomada en un momento determinado se halla hecho algún mal a otro, sino porque ese "mal" nos da la sensación de que se ha hecho a uno mismo.

Esto ocurre porque con el paso del tiempo olvidamos las causas que nos llevaron a tomar esa decisión altruista.
"Echar la mirada atrás" hasta el momento en el que decidimos actuar en consecuencia para el bien de otro u otros, nos dará la respuesta del por qué nos comprometimos a partir de aquella decisión. De esta manera, las "batallas mentales" dejarán de dar "guerra" y volveremos a ser conscientes de que aunque no ganemos nada, habremos contribuido a hacer más llevadero y llano el camino de otra persona.

Que la otra persona olvide ese día en el que tu decisión le benefició, es normal en esta sociedad.

Lo bueno es que esa voz interior se calmará, al volver a llegarle el mensaje original que la mente consciente le envió. O se habrá creado cierta paz entre lo consciente y lo subconsciente.

31 de diciembre de 2014

Haciendo balance sobre el 2014

Hoy es el día que en nuestro calendario viene marcado como final del año 2014.
Día en el que nos desearán y desearemos un féliz y próspero año nuevo. Es momento de hacer balance y de recapitular lo vivido y experimentado en este año. No solo a nivel colectivo, también es sano hacerlo a nivel personal.

Esta última etapa en la que la Tierra ha dado una vuelta completa alrededor del Sol, hago mi balance personal desechando las etiquetas; "bueno y malo" y llego a la conclusión de que este año a punto de terminar, ha sido productivo y abundante.

Productivo por lo que he aprendido (en ocasiones a base de "golpes") y que algo de esto he ido publicando en este espacio.
En la vida no se aprende solo leyendo o escuchando temas que nos generan "luz" y comprensión... porque esa luz y comprensión se apagarán cuando nos encontremos con una persona o situación, que haga "saltar" al ego. Es decir, cuando se siente rabia, ira, soberbia... y el corazón se altera.
En este caso, uno siempre puede volver a su estado normal y reflexionar sobre lo sentido. Así es como se puede llegar a aprender la lección por la que todos vamos pasando, las repetiremos una y otra vez, hasta que llega un día en el que sin darte cuenta, la lección se ha comprendido e interiorizado.

Es bueno recordar que el bienestar o felicidad, no la encontraremos yendo tras ella, no porque sea véloz y escurridiza, sino porque no se encuentra en cosas materiales... más bién es un sentimiento que tenemos que ir forjando.

Y este año para mi ha sido abundante, no por lo económico, que por cierto, el alto nivel económico ayuda y mucho!! Más bien por la abundancia de sentimientos, emociones y de buena salud, ( una cosa lleva a la otra ) la mía y la de las personas de mi entorno más cercano.

Os deseo que sintáis una próspera y abundante aventura en esta nueva vuelta alrededor de nuestra Estrella, a los que aquí me leéis, y a los que no también :)


6 de diciembre de 2014

Sobre las heridas

Imagina que vas caminando por un sendero, adentrándote con cada paso en un entorno salvaje y natural.
No transitas por una zona acondicionada típica en las zonas pobladas, que acostumbras a pasear. Por lo que caminas observando el paisaje natural, respirando y sintiendo ese olor fresco del entorno verde, y el no tan fresco olor a madera viva.


De repente, ¡zas!.. notas una sensación de calor intenso en la pierna.
Por instinto miras hacia ese lugar de tu cuerpo y observas una herida que abarca todo el largo de tu gemelo... ahora esa sensación de calor se combina con dolor, debido a una rama afilada de un arbusto que se cruzó en tu camino, o tu en el suyo.

En este caso lo lógico sería desandar los pasos dados en dirección a la zona poblada para curar esa herida, ya que por desgracia o por despiste, no añadiste un botiquín en la mochila.
Te adentraste tanto en el bosque, que te queda un largo camino de vuelta.

Normalmente nos iríamos preocupando y observando la herida, tratando de ir limpiándola con agua hasta que, con suerte o sin ella, la sangre coagule y pare de sangrar.
Por otro lado si tememos a la herida abierta, no le prestaríamos la atención necesaria para evitar que se infecte debido a un agente exterior.

De igual manera podemos actuar con las "heridas" internas; O nos ocupamos de ellas, o andamos por la vida evitándolas, corriendo así el riesgo de que nos "infecten" por dentro, generando en nosotros una serie de traumas, prejuicios, conflictos, etc... que después traducimos al exterior en forma de rencor y rabia, entre otras "enfermedades" causadas por evitar enfrentarnos en su momento a esas heridas que a todos nos van rasgando por dentro a lo largo de este camino llamado vida.

30 de noviembre de 2014

"Fácil, difícil"

Fácil es dejarse llevar por los pensamientos, por las emociones, por las circunstancias...
Difícil es gestionar o controlar lo anterior.
También es fácil acostarse en nuestro cómodo colchón. Lo difícil es levantarse de él para tener que cumplir con el trabajo o estudios. Aún así, la mayoría de las personas sanas nos levantamos.
¡¡Así es la vida!! un cúmulo de acciones y decisiones que sin querer o queriendo vamos tomando día tras día.

Está claro que la diferencia entre que nos parezca fácil o difícil, radica en la voluntad. Pero para que esta voluntad sea efectiva antes hay que querer, y para querer, antes hay que saber querer.
"Saber lo que se quiere" es el principio para; primero identificar y segundo para ponernos en marcha hacia "lo que se quiere" gestionar, mejorar, cambiar... tanto en nuestro interior, como en las amenazas exteriores.
De esta manera, los adjetivos fácil y difícil poco a poco se irán diluyendo y desapareciendo de nuestro rico vocabulario.

15 de noviembre de 2014

Momentos encontrados

Hay veces que se tiene la sensación de como si se parara el tiempo, momentos en los que la incertidumbre y el desasosiego desaparecen.
No me refiero, en este caso, a los momentos y situaciones buscadas en las que utilizamos alguna que otra "herramienta" para controlarnos y/o algún que otro viaje para apartarse de esa "cosa" llamada estrés generado por diversas y múltiples causas que llegan a perturbar.

Me refiero a situaciones encontradas, que nos remueven algo por dentro, que llegan a armonizar nuestro estado mental y emocional de golpe, y también de golpe, hacen que nos fijemos en lo que realmente importa... dejando así a lo demás como secundario o terciario.

Una situación así me ocurrió con esta escena:


Ese último momento que paró mi sentido del tiempo, fue cuando encontré a mi hijo dormido con nuestro querido gatito apoyado en su mano, el que también se encontraba en el mundo del inconsciente.
Son simples pero profundos momentos que se pueden encontrar en nuestra vida cotidiana, que como siempre, de cada uno depende alargarlos en el tiempo o no.

Definir esos estados de alegría no es fácil, lo que si puedo decir es que nos conectan como con otra dimensión, (y a partir de aquí cada cúal con sus creencias o certezas) en la que no hay sitio ni lugar para el desasosiego ni para las comunes preocupaciones.

30 de octubre de 2014

Vientos de cambio II

Muy concentrados en el tiempo están saliendo a la "luz" los distintos casos de corrupción, cohecho, apropiación indebida... delitos que cualquier ser humano seria capaz de cometer, si llega al poder.
Porque de todos es sabido que para llegar a mandar sobre otros, es necesario ser una persona dura, con pocos valores éticos y con pocos escrúpulos.

Asi que no deberíamos sorprendernos de lo que ya se sabía o al menos se intuía.

Por otro lado, como no creo en las casualidades, o sea, que nada ocurre porque sí. Toda esta cantidad de casos tampoco creo que se hallan revelado casi al mismo tiempo sin ninguna razón.
El como y el porqué para mi no es tan relevante, porque; ¿qué íbamos a esperar de esas personas que nos gobiernan con esas "cualidades" anteriormente descritas?

El agricultor tiene que "romper la tierra" (arar) para poder sembrar... y eso es lo que intuyo o quiero creer que está ocurriendo con este y otros sistemas de gobierno, que se están resquebrajando para así dar paso a otros, al menos, algo distintos.

Eso si, para que sigan fluyendo estos "vientos de cambio"  para el bien común, es necesario que nos administren personas que no ansíen el poder...
El tiempo lo dirá. Mientras tanto, los que estamos en este presente tenemos la capacidad de ir moldeando y dar forma al futuro.


24 de octubre de 2014

Indigencia de sentido

Deambulando sin descanso, devorado por la incertidumbre y teniendo como expectativa sólo un horizonte hostil, el indigente trashumante recorre la tierra en calidad de expulsado, como desterrado. Parece recrear en su trashumancia sin fin, la maldición eterna del “judío errante”, esa figura de la mitología judeo-cristiana, destinada a “vagar sin cesar”, a “recorrer el mundo" sin esperanza de descansar en paz.

La indigencia alude a miseria, estrechez, necesidad, pobreza material que, trasladada al plano de los valores, se asocia con carencia de valor, a una incapacidad de ser gente, de decencia. Sin embargo, la indigencia en términos filosóficos y literarios puede ser considerada como un estado potencial de todos los seres, que no se circunscribe necesariamente a un contexto precario de exclusión o privación de bienes materiales mínimos o de pobreza extrema. Este vocablo alude a la llana condición humana de “incompletud” y necesidad de búsqueda de sentido que cada amanecer nos acosa.
*Este texto forma parte del libro de Reyna Carretero Rangel y Emma León Vega (2009),
  Indigencia trashumante. Despojo y búsqueda de sentido en un mundo sin lugar.


Las etapas de esa búsqueda corresponden a las del viaje interior de cualquier individuo en el curso de su evolución, más allá de la física. El patrón es siempre el mismo: después de experimentar un "segundo nacimiento", aún queda por hacer un viaje y un regreso al punto de partida, tras realizar un largo peregrinaje a través de una serie de pruebas.

Pruebas que no todos tienen ganas de emprender, o que simplemente no les prestan atención. Pero quien se atreva a salir del "sin sentido materialista", una gran aventura les espera para ir rellenando esa incompletud de la que poco se habla, pero que muchos sienten.


8 de octubre de 2014

Insignificantes

Decía Aristóteles que la naturaleza nunca hace nada sin motivo. Y no hay nada más espectacular que apreciar sus procesos, de los que nosotros formamos parte. Una ínfima parte. Jamás superiores a ella, sólo un eslabón de la cadena. Podemos sentirnos los seres vivos más poderosos, y en muchos aspectos somos el peón capaz en parte de liberarnos del automatismo del resto. Pero jamás invencibles.

Y nos inventamos una historia con final feliz donde, como si existiera una pócima secreta, nos creímos superiores a todos los demás. Para qué engañarnos, al tener el poder del desarrollo es tan fácil como disfrutarlo. No eres más villano por usar un coche, ni por encender la calefacción. Estás dentro de ese eslabón de “superioridad” en el que has crecido.

Pero al igual que el resto de compañeros del mundo tiene que aceptar nuestra colonización, el ser humano debe saber que la bestia parda es más fuerte que toda la civilización humana, sea en forma de tsunami, o con el aspecto microscópico de un pequeño virus con forma de inocente lazo que puede hacer matar en cuestión de días.

Nos creímos más fuertes que el resto de seres. Pero lo peor es que una parte de esta sociedad se creyó superior a su misma especie. Y hasta que el mal no cruzó el charco más de uno ni había oído hablar de ese diminuto ente criminal. Ahora las alarmas suenan con virulencia. El egoísmo humano que no invirtió su tiempo y dinero en investigar una enfermedad a la que nos sentimos inmunes porque la teníamos muy lejos se ha vuelto contra nosotros. Y aunque la situación de emergencia se quede en un susto, y ojalá así sea, la experiencia habrá demostrado que la sociedad libre, como diría Kennedy, no podrá ayudar a sus muchos pobres, pero tampoco salvar a sus pocos ricos. La naturaleza no entiende de dinero. El egoísmo, al final, tampoco.
-Autora: Marta García Bruno. (periodista)

Ante "catástrofes" naturales nos vemos, como indica Marta, "insignificantes" ante el poder y misterio de la naturaleza. Si, hace falta que nos ocurran eventos que vemos como desgracias para que se nos baje de golpe ese egocentrismo que impera en la humanidad. Creyéndonos unos mejores que otros por el simple hecho de tener un mayor nivel económico, nos llevará irremediablemente por una espiral egocéntrica donde nace el egoísmo...

A veces la naturaleza nos envía avisos para darnos la oportunidad de replantearnos, de una manera profunda, nuestra forma de vivir, pensar y de sentir... En este caso a través del "salto" a la civilización occidental, del virus del ébola.
Reflexionemos sobre esto, pero nunca con miedo. Porque ya sabemos lo que genera el miedo.

Misionera que superó el virus, gracias a que su cuerpo fue capaz de crear anticuerpos contra él.