8 de febrero de 2013

¿Y si el dinero no importara?

¿Qué te gustaría ser si el dinero no fuera el objetivo?
Gran cuestión con sencilla respuesta. Pero precisamente es el dinero, el que nos impone limitaciones, barreras, fronteras... a lo que verdaderamente queremos ser y hacer.

3 de febrero de 2013

El vendedor de bocadillos

Un hombre  vivía cerca de un importante cruce de caminos. Todos los días a primera hora de la mañana llegaba hasta allí donde instalaba un puesto en el cual vendía bocadillos que él mismo horneaba.

Como padecía sordera y su vista no era muy buena, no leía la prensa ni veía la televisión pero eso si… vendía exquisitos bocadillos.

Meses después alquiló un terreno, levantó un gran letrero de colores y personalmente seguía pregonando su mercancía, gritando a todo pulmón: ¡Compre deliciosos bocadillos calientes! Y la gente compraba cada día más y más.

Aumentó la compra de materia prima, alquiló un terreno más grande y mejor ubicado y sus ventas se incrementaron día a día. Su fama aumentaba y su trabajo era tanto que decidió llamar a su hijo, un importante empresario de una gran ciudad, para que lo ayudara a llevar el negocio.

A la llamada del padre su hijo respondió: ¿Pero papá, no escuchas la radio, ni lees los periódicos, ni ves la televisión? Este país está atravesando una gran crisis, la situación es muy mala, no podría ser peor.

El padre pensó: ¡Mi hijo trabaja en una gran ciudad lee los periódicos y escucha la radio, tiene contactos importantes… debe saber de lo que habla!

Así que revisó sus costos, compró menos pan y disminuyó la compra de cada uno de los ingredientes, dejando de promocionar su producto.
Su fama y sus ventas comenzaron a caer semana a semana.

Tiempo después desmontó el letrero y devolvió el terreno.
Aquella mañana llamó a su hijo y le dijo:
-¡Tenías mucha razón, verdaderamente estamos atravesando una gran crisis!
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Hoy no añadiré ninguna moraleja. Mejor unas palabras del periodista Miguel Blanco:

"...Tratemos de huir de lo que se nos cuenta en los informativos, para no caer en la desazón, que parecen querer inculcarnos, con tanto drama y tanta crisis. Las cosas están complicadas, lo sabemos, cada día tenemos compañeros que se nos acercan para pedir ayuda.
Y quizás sea esa la oportunidad. Ayudar a los que tenemos alrededor, que se han visto golpeados por esta maniobra de miedo que quieren seguir manteniendo los poderosos. 
No nos dejemos angustiar. Es, al parecer lo que pretenden, lo hacen duro y sin pausa. Miremos un poco mas allá de nuestro ombligo..."

30 de enero de 2013

Descartes y su yo

Descartes buscaba una verdad indudable y la que encontró (o creyó encontrar) era que su yo existía. Para llegar a esta verdad había utilizado las reglas de su método.

La historieta es más o menos así:
Monsieur Descartes, siguiendo su método, comenzó a dudar de todo, hasta de que 2+2 = 4, hasta llegó a algo de lo que no podía dudar, a saber, de que estaba dudando. ¿Y por qué no dudaba de esto? Muy sencillo, porque entonces estaría dudando de que estaba dudando y de nuevo estaría dudando. De modo que dudar de que estoy dudando me lleva al hecho indudable de que estoy dudando. Descartes no se quedó en ese punto de la reflexión, así que la desarrolló algo más.

Dudar es pensar… al menos en el vocabulario de Descartes. Así que si no puedo dudar de que dudo, no puedo dudar de que pienso. Ahora bien, si hay pensamiento, ha de haber algo que piensa porque, obviamente, los pensamientos no pululan por ahí solos e independientes. Estos han de estar contenidos en las cosas pensantes, de modo que las dudas, los pensamientos, los dolores, los picores, etc... implican la existencia de cosas que dudan, que piensan, que sienten dolor, etc...

Pero mira tú por dónde, continúa Descartes su reflexión, resulta que la cosa que piensa… al menos en este caso, es la misma cosa a la que llamó “yo”… ¡Eureka! ¡La cosa que piensa soy yo! Y así llegó a la gran verdad, una de las máximas formuladas en latín más populares de la historia: “cogito, ergo sum”… “Pienso, luego existo”. Descartes llamó a su yo “cosa que piensa” y dijo que en el mundo se podían distinguir si no nos poníamos excesivamente estrictos, tres tipos de cosas: “la cosa infinita” (Universo, Dios), “la cosa que piensa” (el yo) y “la cosa extensa” (el cuerpo).

En definitiva, la cosa a la que Descartes llamaba "yo", era una entidad que pensaba pero que no era corpórea, porque había otra cosa a la que llamaba “mi cuerpo” y que distinguía, según aseguraba, de la cosa a la que llamaba “yo”. Este “yo”, pensaba Descartes, podría existir sin su cuerpo… aunque nunca aclaró como.

Y como este genial filósofo, nadie nos aclara nada o mejor dicho, nadie nos lo confirma.
Nos queda agarrarnos a la fé (lejos del clero si lo prefieres) o a la experiencia para algunos afortunados, para "ver" a los pensamientos como entidades independientes de la conciencia particular de un individuo.


19 de enero de 2013

Sobre el drama

La mayor parte de los trastornos emocionales (depresión, ansiedad, estrés...) son el resultado de la tendencia a calificar de terribles cosas que no lo son.
Anticipamos las desgracias y nos tomamos a la tremenda adversidades con las que deberíamos contar. Los seres humanos tenemos unas 20.000 pequeñas adversidades a lo largo de la vida (te tuerces el tobillo, pierdes las llaves, te roban...).

O aceptas la realidad y dejas de exigirle a la vida, o te conviertes en un cascarrabias. Imaginarse muerto es una buena medida preventiva de las ansiedades cotidianas. Dígame, en esta vida tan corta y de la que desconocemos su sentido, ¿es tan importante esta desgracia que le está ocurriendo?

Hay que ser realista, con eso basta. Estamos llenos de creencias irracionales del tipo: "Si me despiden, es el acabose". El "debo hacerlo todo bien", "deberían tratarme con consideración y justicia" y "las cosas me deben ser favorables" son exigencias infantiles. La persona madura es la que no exige, sino que prefiere: "Me gustaría hacerlo todo bien, pero no lo necesito para disfrutar del día".
          Texto de: Rafael Santandreu.


Según las estadísticas, en estos últimos años se ha incrementado las visitas a profesionales de salud mental. Debido sobre todo, a la alteración del status (nivel económico y social) de la persona.

El autor del anterior texto lanza una pregunta... centraros en el día de hoy, porque el día de mañana ya vendrá, es decir, no existe ahora.

En vez de dramatizar una mala situación, (por cierto, hay personas que viven en un drama permanente) sea cual sea, creo lo que mejor sería que la asumiéramos o aceptáramos, para a continuación enfrentarla (sin lucha) y finalmente vivirla... Si, he dicho vivirla... puede que ese drama, con el tiempo se convierta en comedia.



Nunca está de más el recordar su origen:
El drama es un aprendizaje psicosocial que nos enseñan muchas fuentes de "información", es decir, una conducta típicamente aprendida. No innata.

12 de enero de 2013

La casa

Un maestro de construcción ya entrado en años estaba listo para retirarse a disfrutar su pensión de jubilación. Le contó a su jefe acerca de sus planes de dejar el trabajo para llevar una vida más placentera con su esposa y su familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero necesitaba retirarse; ya se las arreglarían de alguna manera.

El jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen empleado dejara la compañía y le pidió, como favor personal, que hiciera el último esfuerzo: construir una casa más. El hombre accedió y comenzó su trabajo, pero se veía a las claras que no estaba poniendo el corazón en lo que hacia. Utilizaba materiales de inferior calidad, y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes, era deficiente. Era una infortunada manera de poner punto final a su carrera.

Cuando el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y le extendió las llaves de la puerta principal. "Esta es tu casa, querido amigo. Es un regalo para ti".
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Si el albañil hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, seguramente la hubiera hecho totalmente diferente. Ahora tendría que vivir en la casa deficiente que había construido.

Si en nuestra particular vida actuáramos como si estuviéramos "construyendo nuestra casa":
Tu vida, ahora, es el resultado de tus actitudes y elecciones del pasado. 
Tu vida de mañana será el resultado de tus actitudes y elecciones de hoy.

¿Cúal será el resultado final?

8 de enero de 2013

Cuando tu cambias, el entorno está obligado a cambiar.

Christián Carles Tolra, un ser que habla con coherencia y lucidez.
Tras escucharle, no tengo nada más que añadir... si acaso una de sus reflexivas frases, además de la plasmada en el título de este post.

"La libertad no es tanto en qué vives, sinó en como lo vives"

4 de enero de 2013

El ritmo en la naturaleza de los pensamientos

Las ondas cerebrales encargadas de los pensamientos y recuerdos son generadas por las fluctuaciones rítmicas de la actividad eléctrica de las neuronas.

El ritmo es la compensación. Así se afirma en uno de los siete principios... y en base al siguiente estudio, parece que lo que "se nos pasa por la cabeza", no va a ser menos:

Uno de los mayores enigmas en la neurociencia es cómo nuestro cerebro codifica los pensamientos, por ejemplo las percepciones y los recuerdos, a escala celular. Algunas evidencias sugieren que cada pieza individual de información es representada por conjuntos de neuronas, pero nadie sabe exactamente cómo son o cómo se forman estos conjuntos.

Un nuevo estudio aporta datos sobre cómo los conjuntos neuronales forman los pensamientos y sostienen la flexibilidad necesaria para cambiar las ideas.

El equipo de investigación, integrado por expertos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, y la Universidad de Boston, también en Massachusetts, identificó grupos de neuronas que codifican reglas de conducta específicas mediante la estrategia de oscilar en sincronía con otras.


Los resultados de las observaciones sugieren que la naturaleza del pensamiento consciente puede ser rítmica, según los autores del estudio.
El equipo de Earl Miller, Tim Buschman, Eric Denovellis, Cinira Diogo y Daniel Bullock identificó dos conjuntos neuronales en los cerebros de monos entrenados para responder a objetos en función de su color u orientación. Esta labor requiere flexibilidad cognitiva, la capacidad de conmutar entre dos conjuntos distintos de reglas de conducta.



Mientras los animales alternaban su actividad entre labores, los investigadores medían las ondas cerebrales producidas en diferentes lugares de la corteza prefrontal, donde se produce la mayor parte de la planificación y el pensamiento. Esas ondas son generadas por fluctuaciones rítmicas de la actividad eléctrica de neuronas.

Cuando los animales respondían a objetos tomando como criterio la orientación, los investigadores encontraban que las señales de ciertas neuronas oscilaban a frecuencias altas, las que producen las llamadas ondas beta. Cuando el color era la regla requerida, un conjunto diferente de neuronas generaba las ondas beta. Algunas neuronas pertenecían a más de un grupo, pero cada conjunto tenía su propio patrón distintivo.

Los investigadores ahora están tratando de averiguar cómo estos conjuntos neuronales coordinan su actividad a medida que el cerebro pasa de unas reglas a otras, o de un pensamiento a otro. Algunos neurocientíficos han teorizado que estructuras profundas del cerebro, como el tálamo, se ocupan de esta coordinación, pero nadie está seguro al respecto. Por ahora, esto sigue siendo uno de los mayores misterios de la cognición.

Fuente: MIT News